miércoles, 4 de mayo de 2011

CASA MATRIZ - LA MÁSCARA TEATRO


OBRA DE TEATRO “LA MÁSCARA”

Organiza e Invita:

UNIVERSIDAD DEL MAGDALENA –

FACULTAD DE CIENCIAS EMPRESARIALES Y ECONÓMICAS

INFORMACIÓN:

Día: VIERNES 6 DE MAYO

Hora: 7:00 P.M.

Lugar: TEATRO SANTA MARTA

ENTRADA LIBRE

Informes: 4301292 EXT 324 - CELULAR: 3004879821 – 3014413941

SINOPSIS DE LA OBRA

Esta magnifica pieza de la escritora argentina Diana Raznovich, es puesta en escena por el reconocido actor y director Diego Vélez, con la participación de las actrices Lucy Bolaños y Susana Uribe.

“Casa Matriz” es una vertiginosa secuencia de escenas “rosadas” alquiladas por Bárbara (excéntrica profesora y dramaturga) quien decide celebrar su cumpleaños contratando los servicios de una “madre sustituta”, publicados por la empresa “Casa Matriz” que provee a sus clientes más de 1.200 opciones de roles de madres que se desee experimentar.

La “madre sustituta” satisface, no sin conflicto, las situaciones acordadas en el contrato (los deseos, las identificaciones, el amor, el odio, la hostilidad), pero surgen simultáneamente las “contra-escenas”, de las relaciones eventuales entre las dos mujeres a partir de los reclamos, reproches y justificaciones, que son igualmente patéticas y reveladoras de la condición del afecto.

A través del recurso del teatro dentro del teatro, esta “comedia dramática” provoca la risa franca y la reflexión inmediata por la manera ingeniosa y crítica de indagar las relaciones afectivas entre madre e hij@s, las relaciones interhumanas de los individuos en la vida social cotidiana y la estructura familiar de un sistema en crisis.

FICHA TECNICA

Autora: DIANA RAZNOVICH

Dirección: DIEGO VELEZ

Actrices: LUCY BOLAÑOS, SUSANA URIBE

RESEÑA DEL GRUPO

El Teatro “La Máscara”, de Cali-Colombia tiene 35 años de trayectoria artística y cultural. Es una entidad sin ánimo de lucro, dedicada a la investigación, creación de espectáculos teatrales, y a su proyección. Cuenta con un reconocimiento nacional e internacional.

El grupo se conformó con actores del Teatro Experimental de Cali T.E.C. y otras personas interesadas en el quehacer teatral. En 1972 hace parte de la Corporación Colombiana de Teatro y participa en los Festivales Nacionales del Nuevo Teatro.

Posteriormente “La Máscara” dirige su mirada hacia la problemática de la mujer y realiza un documentado trabajo artístico sobre temas tan importantes como el aborto, la prostitución, y la violencia conyugal. Con estas obras realiza una “gira forzosa” por Centroamérica y México durante un año y seis meses.

En un nuevo contexto de apertura democrática y equidad de género, el grupo realiza un extensa e importante producción dramaturgica con obras como “Emocionales”, “Bocas de Bolero”, “Luna Menguante”, “A flor de Piel”, “Los Perfiles de la Espera”, que tratan aspectos significativos de la vida contemporánea de las mujeres. Con estos espectáculos teatrales, “La Máscara” ha desarrollado una amplia proyección en el país y ha participado en diferentes eventos y en varios festivales internacionales organizados por la Red Internacional de Teatro Contemporáneo de Mujeres, Magdalena Project; en Cardiff (País de Gales, 1994), en Buenos Aires (Argentina, 1997), en Wellington (Nueva Zelanda, 1999). En Brisbane (Australia, 2003), presenta su ultimo montaje “Casa Matriz”.

En 2002 “La Máscara” organiza en Cali y Bogotá su propia versión de este festival con el nombre de “Magdalena Pacífica”. El grupo ha participado activamente en proyectos educativos y sociales con poblaciones vulnerables y organizaciones de mujeres. Ha trabajado con el apoyo de distintas entidades de cooperación internacional.

“La Máscara” cuenta con una sala de teatro para 120 personas donde organiza permanentemente la proyección de espectáculos de artistas y grupos nacionales e internacionales.

viernes, 8 de octubre de 2010

ENTREVISTA CON UN HOMBRE COMO CUALQUIER OTRO "ME NE FREGO EN STANISLAVSKI"


La entrevista la fijó el secretario para el mediodía del domingo. Cuando Dario Fo bajó al hall del hotel encontró a periodista y fotógrafa esperándolo. "¿Una entrevista? ¿Ahora una entrevista? ¿En el momento en que voy a almorzar?"
El secretario explicó que había olvidado avisarle. "Ellas dicen que pueden entrevistarlo mientras come."
"Yo puedo hacer dos, tres cosas a la vez, pero ninguna de éstas puede ser comer. Cuando como, como."
Bastaba mirarlo para saber que era verdad. Que era un hombre que cuando comía, comía. "Vengan al teatro una hora antes de la función de esta noche", dijo.
Pero no fue tan fácil atraparlo. A las siete y media llegó al teatro, subió velozmente las escaleras y se coló a la platea a ver el final de Babilonia. "Quería ver a estos italianos de principios de siglo. ¡Mio Dio! ¡Casi me han hecho llorar!", dijo riendo al salir.
Alto, fuerte, de pelo blanco, cutis sonrosado e indoblegable vitalidad, la periodista siente de pronto el deseo de atarlo a la silla para que no vuelva a moverse. Pero ni esto sería eficaz; seguramente, como Gulliver en el país de los enanos, rompería las ligaduras con apenas un gesto, como si de hilos de seda se trataran.
--Hablemos de su oficio.
--¿Mi oficio de actor?
--Claro. Respecto a ese oficio suyo, creo que sería idiota preguntarle por qué lo ejerce, por qué hace teatro. Uno siente, viéndolo, que nació para hacer teatro, que no podría vivir sin hacer teatro.
--¡Santo Dio! Cómo sería mi vida.
--Según usted, ¿para qué sirve el teatro?
--El teatro es una de las expresiones fundamentales de la inteligencia del hombre. Por lo tanto sirve para profundizar en la propia dialéctica, en el propio raciocinio. En el caso mío, en que hago un teatro de tipo satírico, sirve para que hagan gimnasia el cerebro y la razón. Y sobre todo sirve para habituar a la gente a la aceptación incluso de otras ideas, y para inducirla a reír y a desmitificar.
--¿Cuáles son las condiciones esenciales del actor?
--Gordon Craig decía que el gran actor reúne un espíritu generoso y una alta inteligencia. ¿Concuerda?
--Bastante. No imagino a un estreñido sobre la escena, haciendo reír y llorar, conmoviendo. Un estreñido en teatro nunca saldría del anonimato.
--¿Es verdad que usted ha dicho "me ne frego en Stanislavski"?
--Sí, lo he dicho, pero hay que ver en qué contexto.
--Sí, hay que ver.
--Cuando hay la posibilidad, la fuerza de poder usarlo todo, la técnica más realística, y la menos. Cuando uno ha llegado a ser capaz de expresarse con toda libertad, improvisando, puede decir "me ne frego" en tal o cual método, el de Stanislavski u otro cualquiera.
--El método se transforma en una especie de coraza.
--Una jaula, una cárcel.
--¿Cómo se siente antes de salir a escena, mientras está en escena y luego de que el telón cae?
--Normalmente estoy muy relajado, muy tranquilo. No hoy, ciertamente, con usted haciendo preguntas y su fotógrafa dándose codazos con el fotógrafo de la revista anterior para ver cuál toma el mejor ángulo.
--No lo veo nervioso.
--Mmm. Dentro de treinta minutos tengo que entrar en escena.
--Para hacer algo que ha hecho miles de veces.
--Sí, no hay el temor de olvidar nada.
--¿Siempre tiene la facilidad que tuvo aquí para ganarse al público?
--Sí, me gano públicos que comienzan siéndome hostiles. Salvo que sean fanáticos, que vengan con la bomba en el bolsillo, que no escuchen nada y sólo estén allí para tirar su bomba.
--¿No le produce cierta angustia lo efímero del teatro? Usted crea toda una realidad, levanta un edificio que de pronto se desvanece o desaparece.
--Parte de la magia del teatro está justamente ahí, en lo irrepetible del hecho. Yo acá no hago exactamente lo mismo que mañana en Caracas y pasado mañana en Helsinki. Cada día el edificio que se levanta es igual y es distinto, y apenas nacido perece.
--Me imagino que generalmente el público se le entrega, pero cuando permanece alejado, frío, ¿usted qué hace? ¿Se desentiende o se empeña en la conquista?
--No, yo estoy siempre absolutamente alerta. Relajado, tranquilo, pero alerta. Si me distraigo de mí mismo o de mi relación con el público hago una mala presentación. Ahora, mi relación con el público es siempre diferente aunque en general buena, diferente.
--¿Cómo fue su comunicación con el público?
--Afortunadamente fue un público mayoritariamente democrático, que se expresó con permanentes carcajadas. Había algunos reaccionarios, pero sus voces no llegaron en el momento adecuado.
--¿Qué quiere decir, que protestaron cuando no correspondía protestar?
--Abuchearon durante un alegato del abogado inglés. ¿Por qué? Imposible saberlo. Hoy les voy a pedir que presten atención y abucheen en el momento justo.
--¿Le harán caso?
--Es inútil protestar fuera de término. ¡Es un desorden! Un despilfarro de energía y, además, me toman desprevenido.
--Se siente muy seguro.
--Sería bueno que a esta altura de mi vida y de mi carrera no me sintiera "muy seguro".
--Todo esto me recuerda la situación del actor de hace cien o más años en que era excomulgado, apartado de la buena sociedad. Hoy en general es exaltado, adorado. En los dos casos es un excepcional, en definitiva un marginado.
--Depende del actor. No se puede generalizar. Yo no me siento...
--¿No se siente adorado?
--No. No me siento dentro de la categoría "actor".
--¿Por qué?
--Yo, muchas veces, soy odiado. El actor, en todo caso, es ignorado, nunca odiado.
--Un actor no puede ser odiado por representar un personaje odioso; usted es odiado porque lo que representa son sus propias ideas. En ese sentido sería diferente.
--Sí, mi trabajo es diferente, y tal vez por eso rechazo a la gente que me "adora". Yo quiero que la gente me estime por lo que hago, quiero que participe en mi fatiga y me ayude a sostenerme. No amo ser adorado, más aun, tengo miedo de ser adorado.
--No quiere que le corten un mechón de pelo o un pedazo de corbata y hagan relicarios.
--¡Santo Dío!, tengo pavor de eso. La gente que adora es fácil presa de la pasión histérica. Detesto la histeria.
--¿Qué es lo que hace de usted un actor de tanto éxito?
--No sé. Veamos. Mi trabajo supone un oficio, hay una elección coherente respecto a todo lo que tiene que ver con mi trabajo, hay el hecho de que los textos que utilizo son textos que me da directamente la realidad. Yo hablo de los problemas de la sociedad en que vivo. No hablo de cosas que salen sólo de la imaginación.
--Podríamos hablar de teatro ideológico.
--No tanto, ideológico no; teatro de ideas, teatro de la razón, teatro que comenta con sátira incluso las ideologías más respetables, y claro, también las otras. En nuestro tiempo ciertas ideologías presentan estructuras feroces. Hay un marxismo cerrado, obtuso, mecánico. Y hay un marxismo...
--A la italiana.
--Filosófico, abierto.
--¿Qué es lo que el hombre común busca en el teatro?
--Lo mismo que busca en el cine, en un libro, en el circo.
--¿Diversión?
--El teatro es diversión. Pero, ¿cuál es nuestra parte que se divierte? ¿El vientre, lo emotivo, la piel, el cerebro? Es el cerebro el que se divierte.
--Usted ha demostrado en una hora y media de actuación que la palabra no es esencial al teatro. ¿Eso nos podría llevar a decir que el teatro no es un género literario?
--Seguramente no es un género literario. Es un género que se hace también de literatura, pero no es necesariamente, exclusivamente, literario.
--Usted lo ha demostrado.
--Está el gesto, el sonido, el ritmo, la posibilidad incluso del silencio, del color de la luz. Todo eso es teatro.
--Me gustaría que describiera un actor por dentro, usted mismo.
--Yo soy como cualquier otro hombre.
--No es cualquier hombre el que sube a un escenario para mostrar algo a los otros hombres.
--¿Usted piensa que nosotros hacemos eso por el bien de los demás?
--No, yo no pienso eso. Pienso que el hombre que está dispuesto a subir a un escenario y actuar tiene una dosis de narcisismo mayor que la del común de los hombres.
--Sí, hay en la mayoría de los actores una dosis mayor de narcisismo, pero en lo que a mí concierne me parece haberlo superado.
--¿Qué actor no cree haberlo superado? También Gassman seguramente cree haberlo superado. Si nos detenemos un poco a pensar en esa necesidad del actor de gustar, de ser admirado, de ser amado, creo que podemos concluir que el actor tiene mucho de niño.
--No es mi caso. En primer término sé qué debo dar. Cada vez que subo a un escenario debo demostrar que sé decir, que sé moverme, que sé ser espiritual. Y luego, es natural que me guste la gratitud de aquellos que se han divertido. Hacer reír a la gente es la cosa más difícil del mundo. Es más difícil que hacerla llorar. Reír es saludable, es algo que repercute en todo el organismo. En las glándulas. Hace huir al cáncer. Es un método para vencerlo. Piense un poco: el niño, si no ríe no crece. Las sociedades donde la gente no ríe son sociedades truculentas, violentas, donde no se ama, donde se odia. Los fascistas no son gente que ríe. Son gente que ama la muerte. Odian a los judíos, odian a los inmigrantes, odian a los indios. Odian a todos los que no forman parte de su religión. Son réplicas de Komeini, pequeños Komeinis criollos.

Esta entrevista forma parte del libro Emergentes, Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 1989.

jueves, 7 de agosto de 2008

EUGENE IONESCO (Rumanía, 1909-1994)

Autor teatral, máximo exponente del teatro del absurdo. Nacido en Slatina, Rumania, el 26 de noviembre de 1912, Ionesco pasó su infancia en París, aunque volvió a Rumania cuando contaba trece años. Aprendió francés en Bucarest, antes de regresar a París en 1938 para escribir. Sus obras teatrales describen la ridícula y fútil existencia humana en un universo totalmente impredecible, en el cual, debido a sus innatas limitaciones, las personas son incapaces de comunicarse unas con otras.

Su pesimismo forma parte de la base del teatro del absurdo, un movimiento teatral que se lamenta de la falta de sentido de la condición humana. A pesar de las serias intenciones de Ionesco, sus obras rezuman humor y son ricas en situaciones cómicas. Movimiento de vanguardia, especialmente al introducir las obras de un sólo acto, los autores del teatro del absurdo utilizan técnicas tales como el ambiente sofocante, el lenguaje sin sentido y las situaciones ilógicas para enfatizar la extrañeza y el aislamiento humanos.

La cantante calva (1948) es una sátira que exagera algunos aspectos de la vida cotidiana con el fin de demostrar la falta de sentido del personaje. Éstos forman un gran galimatías al hablar y se muestran incapaces de comunicarse unos con otros. Ionesco utiliza esta misma técnica recitativa en La lección (1950), en la cual, un profesor lunático asesina a sus alumnos. En esta obra toca el tema del miedo a la muerte, que formará parte inseparable de sus últimos trabajos. En Las sillas (1952) dos ancianos hablan con dos personajes inexistentes. Amadeo o cómo salir del paso (1953) trata de una pareja dentro de la cual los sentimientos que una vez tuvieron el uno hacia la otra, muertos ya, van produciendo un cadáver que crece amenazadoramente hasta que consigue rodearlos a ambos.

El nuevo inquilino (1956) se centra en un personaje confinado en el espacio de un sillón. En El rinoceronte (1959), la obra quizá más conocida de Ionesco, los habitantes de una pequeña ciudad se transforman en rinocerontes. El personaje principal, prototipo del hombre normal al comienzo de la obra, va siendo apartado de la vida de la pequeña sociedad de su ciudad a medida que lucha contra el conformismo de sus habitantes. La sed y el hambre (1964), retrata a un hombre que, hastiado por un estable matrimonio, busca satisfacción por doquier, aunque sin éxito alguno. Entre las demás obras de Ionesco hay que citar El rey se muere (1962) y Macbeth. Ionesco fue nombrado miembro de la Academia Francesa en 1970. Escribió asimismo textos acerca del teatro, memorias, y la novela El solitario (1974).

DELIRIO A DÚO PARA BÚSQUEDA TEATRO


Son el caracol y la tortuga el mismo animal? En esta fundamental, pero patética pregunta, se centra la cotidianidad de una pareja durante diecisiete años encerrados en una habitación, mientras en el exterior, se desarrolla un conflicto bélico. Y con esta pregunta también quisimos internarnos en la incomunicación humana. Dos personajes discuten frívolamente sobre semejanzas y diferencias entre un caracol y una tortuga, sin ninguno de los dos prestar atención a los argumentos del otro, solo buscando los elementos que le permitan demostrar quién tiene la razón, dejando de lado la guerra que se ciernes sobre ellos en el exterior, y que al final, también invade su intimidad, pero pasándoles como si nada, pues al final siempre prevalece su lucha interna.

Con esta fabula del dramaturgo rumano Eugene Ionesco, encuadrada en lo que se denomina teatro absurdo, quisimos explorar la compleja vida social de una comunidad que ha vivido durante más de doscientos años en una, al parecer, interminable guerra. Las analogías entre la discusión estéril de la pareja y el transcurrir histórico de nuestro país se ven claramente plasmadas, es así como a pesar que suceden cambios en el exterior, el país sigue en la misma tónica de autodestrucción, así mismo, a pesar de que la pareja esta sumida en medio de un conflicto bélico que se sucede alrededor, y que se nota en la interacción de lo externo y lo interno, al finalizar éste, la pareja continua con su ya conocida y trillada, discusión.

Los elementos escenográficos nos llevan a un lugar que puede ser cualquiera, pero con claras muestras, de que a pesar de que esta obra fue escrita en 1962 y en Francia, ese lugar cualquiera puede ser este teatro, esta ciudad, este país. Todo el tiempo entran a escena elementos que nos recuerdan el momento histórico y espacial que nos toco vivir, que esa guerra que se libra, tanto interna, como externamente en el escenario, es la misma guerra que vivimos a diario en nuestra casa, en nuestro barrio, en nuestro cotidiano vivir, y por supuesto en nuestro país, que en tantos años no acaba porque, nunca aceptamos, escuchamos ni entendemos las razones del otro.

Con este trabajo Búsqueda Teatro Estudio intenta plasmar una propuesta estética, que lleve al espectador(a) a reflexionar sobre el otro, sobre el conflicto absurdo que día a día lo o la consume, así el o ella, no se percate de este hecho, o solo lo mire como algo no tan cercano.

martes, 12 de febrero de 2008

NUESTRO CUSTODIO DEL LATÍN

El "Magister" Avendaño, 70 años de edad, 46 como catedràtico
Por Carlos Blanco Botero
Docente de Comunicación Social y Periodismo

El pasado 16 de octubre, en el marco del Festival Nacional de Teatro Universitario, Ascun 50 años, Alfredo Avendaño recibió un reconocimiento especial por: "Una vida dedicada al teatro universitario, a su liderago, a su amor por la magia de la escena y la literatura, impartiendo sus enseñanzas y experiencias a las nuevas generaciones para su formación integral".
A mediado de los años sesenta se presento ante el procurador provincial del municipio de El Banco, Magdalena, para responder pro su presunta promoción y difusión del comunismo, al interior del Colegio Nacional Mixto de esa población ribereña, donde se desempeñaba como profesor de literatura y español.

El interrogatorio fue largo, claro y contundente. A cada pregunta, y sin acudiente alguno, el profesor Alfredo Augusto Avendaño Pantoja respondió con los textos precisos de las encíclicas Rerum Novarum, Cuadragesimo Anno, Pacem Interris y Populorum Progressio y otros preceptos y postulados de la doctrina social de la iglesia, que si bien en Europa eran de fácil aplicación, en Latinoamérica sonaban como comunista, pero en el fondo lo único que reclamaban y reclaman es justicia social para las clases mas necesitadas de este lado del mundo.

Ante la contundencia de su propia defensa, al procurador no le quedo otra alternativa que archivar el caso y aceptar su desconocimiento sobre la posición social de la iglesia, como la desconocen miles de curas, asegura el “Magíster” Avendaño.

No era la primera vez que se imputaban tales señalamientos. En Tamalameque, un año antes, el sacerdote y amigo Jorge González Quintana, quien lo había invitado allí a dictar catequesis en comunidades deprimidas, le solicitó abandonar el pueblo, pues lo rumores sobre sus tendencias izquierditas crecían día tras día.

Su paso por Tamalameque fue determinante. Allí se reencontró con la vida civil, participó en política partidista y probó la docencia; tras 12 años como seminarista, apostolado que no logró consolidar como sacerdote, pues su ferviente admiración por las corrientes de la Teología de la Liberación que profesaban en Brasil el clérigo Hélder Cámara, en Perú el sacerdote Leonardo Boff, y en Colombia el cura Camilo Torres; se convirtieron en obstáculos para su ordenación.

La salida del seminario lo dejó en una gran confusión, y fue el párroco de Tamalameque quien le tendió una mano para que fuese allí a reflexionar y pacificar su espíritu. Las madrugadas lo sorprendían desvelado, y si bien nunca se encontró con la “llorona loca”, es consciente de que los mitos y leyendas que recorren las poblaciones del río Grande de la Magdalena se gestaron en esas noches calurosas que obligan a los pobladores a la tertulia callejera, creando personajes mitológicos, que hoy forman parte de nuestra rica tradición oral.


El educador

En el colegio de El Banco, a los estudiantes se les inculcaba el gusto por la literatura clásica y los idiomas. En ese plantel, Avendaño comenzó su participación en el teatro, unas veces como actor, otras como director, al igual que lo hace hoy, y desde hace 17 años, con el grupo de teatro del Universidad del Magdalena.

Pero el día de partir a buscar nuevos rumbos llegó, y en el mismo puerto se embarcó rumbo a Barranquilla, junto con su esposa Dionisia Alvarado, sus dos hijos mayores, Ángel Ricardo y Claudia Carolina, y unas enormes cajas de libros, entre los cuales se destacaban las lecturas clásicas en latín de Virgilio, Horacio, Tito Livio y Terencio, que aun lo acompañan.

Los dos años siguientes debió madrugar para viajar entre la “Arenosa” y Ciénaga, y así, dictar cátedra en el Instituto San Juan del Córdoba, hasta que un accidente de carretera, en el que hubo varios muertos, le afectó la vista, obligándolo a permanecer un tiempo en reposo, el cual concluyó, con la invitación del Colegio San Luís Beltrán de Santa Marta, para que se vinculara como docente en el área de Literatura y Español. Allí permaneció durante 19 años.

De manera paralela, pero en el horario de la tarde, entre 1983 y 1995 se desempeño como docente, hasta su jubilación, en el Colegio Oficial Distrital, un plantel de corte experimental por la condición y el comportamiento de los estudiantes.

Humanismo y Latín

Una vez concluida la primaria en su natal Guamal, Cáspulo Avendaño Martínez, su padre, consiguió internarlo en la Escuela Apostólica de Piedecuesta, Santander, bajo la tutela de los jesuitas, con quienes prosiguió su formación, en el Seminario Conciliar de Barrancabermeja, para posteriormente consolidar sus conocimientos en el Seminario Interdiocesano de Pamplona, Norte de Santander.

En su vida como seminarista las clases en latín se convirtieron en un ejercicio diario, a través de esta lengua estudió filosofía, teología y derecho canónico. Con sus compañeros de generación, de manera inadvertida hablaban y escribían en latín, alternándolo con el castellano. También incursionó en el griego.

Sus estudios religiosos y humanísticos continuaron en el Colegio Aloysiano en Bogotá, adjunto a la Universidad Javeriana. Luego se trasladó al Seminario Mayor de Santa Marta. Aquí cursó filosofía y teología.

Ante su rebeldía intelectual, poco importo que sus calificaciones fueran excelentes, y su rendimiento filosófico y teológico el mejor; sencillamente no recibió los avales de la Iglesia para promocionarlo en ninguna de las órdenes, de ahí que el único camino a seguir fue la incursión en la vida civil. ¡Tamalameque lo recibió!

“Ubi amatur non laboratur”

Lo que se ama no es trabajo, es un goce (uni amatur non laboratur). Con esta frase el “Magíster” Avendaño resume su actual actividad como docente de Latín en Derecho desde hace ocho años y Lecturas Selectas en Comunicación Social y Periodismo en nuestra universidad, donde además es el director del departamento de Gramática de la institución.

Para él, ir diariamente a la Sergio, entrar en contacto con sus estudiantes, compartir sus conocimientos, es un total goce. El “Magíster” como le dicen cariñosamente sus estudiantes, manifiesta que él ya esta en un momento de la vida donde no mira el reloj, ya no hay afanes. Dispone de todo el tiempo para que los jóvenes lo demanden, no por esto deja de ser exigente y riguroso, como es el latín mismo, y la vivencia del espíritu clásico por la perfección.
Tomado de la Revista Inay, de la Escuela de Comunicación Social y Periodismo, Universidad Sergio Arboleda - Santa Marta.